La situacion se situa, valga la redundancia, en un salon de fiestas de un club de barrio. La fiesta esta en marcha, la pareja llega de la mano, ella tiene 30 años, el un par mas. Ingresan al salon, el se va directo a la pista de baile, ella se queda sentada en una silla. El se dispone a bailar entre la muchedumbre, todos con esos pasitos iguales. Ella inmutable. El comienza a coquetear con otra. Ella inmutable.
Fin de fiesta. El tirado en el piso sin mas que respirar de la borrachera que lo posee. Ella sentada en el piso sucio con una especie de barro, ese que se produce de la sumatoria de la transpiracion del piso por el calor que producen las masas junto al vino desparramado unido a la mugre propia de los zapatos. Los vasitos de plastico desparramados y las damajuanas de vino vacias, le hacen compañia al barro. Todos con destino proximo al tacho de basura por la accion de los dos señores de maestranza que se disponen a dejarlo todo en su lugar, solo porque ese es su trabajo. Dejan su radio portatil, sintonizan. La pista es de ellos.
Ella comienza a acercarsele a su marido, sus movimientos son sutiles. Primero seran los dedos de la mano mas proxima al "cadaver" los que se moveran, luego el brazo, el hombro, cae todo el cuerpo de costado. Ella lo mira, comienza a acercarse arrastrando su cuerpo, con movimientos propios de un gusano, primero los pies luego las piernas el torso la cabeza el brazo, se acerca 10 centimetros. Sucesivamente. Lo rodea. Lo huele. Juega con sus extremidades, juega con su rostro, hace que le sonria. Le besa la frente. Lo abraza. Lo da vuelta. Peso muerto que sucumbe a la gravedad. Se acerca el señor de maestranza, le toca limpiar ese sector del piso. El salon debe de quedar reluciente. Porque ese es su trabajo. Ella arrastra a su marido de uno de sus brazos lentamente, con delicadeza.
martes, 30 de septiembre de 2008
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